¿Será posible una aviación neutra en carbono?

Esta claro que es un tema que hay que tratar y que la pandemia contribuyó a bajar la cantidad de vuelos, pero no es algo que perdurará en el tiempo. ¿La revolución de las tecnologías aeronaúticas será el medio para lograr la neutralidad de carbono en el futuro?

Secciones - Energías renovables 15/02/2021 Redacción Redacción
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La carrera científica para mejorar la sostenibilidad del estilo de vida de los europeos ya está en marcha. La Ley del Clima Europea aprobada el pasado marzo establecía como objetivo jurídicamente vinculante alcanzar la meta de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero de aquí a 2050, un reto social y tecnológico que exigirá transformar cómo nos movemos, consumimos o producimos. Como es lógico, este plan también afecta a uno de los sectores más contaminantes, la aviación, que deberá explorar fórmulas para reducir de forma significativa sus gases de efecto invernadero, que suman el 3% de todas las emisiones europeas.

Por el momento, instituciones académicas españolas, como el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), forman parte del grupo de trabajo CS3PG que trabaja en un proyecto europeo para lograr la neutralidad de la aviación europea de aquí a 2050. Esta investigación quiere sentar las bases para el desarrollo de la iniciativa Aviación Limpia en el marco del futuro programa de innovación y desarrollo de la UE, que se llamará Horizonte Europa.

El reto es mayúsculo: conseguir que la aviación europea lidere un sistema neutral para el clima que establezca nuevas normas mundiales para un transporte aéreo seguro, fiable, asequible y limpio. En ese sentido, el grupo considera que el reto de la aviación neutra en términos climáticos a la que se enfrenta el sector aeronáutico va a suponer una revolución en las tecnologías utilizadas para el desarrollo de las aeronaves y sus sistemas de propulsión. Estos deberán cambiar radicalmente respecto al modelo que llevamos viendo durante décadas.

Actualmente, sin una normativa en vigor que obligue a reducir directamente las emisiones de gases de efecto invernadero, el transporte aéreo en Europa lleva años aumentando la cantidad de CO2 que lanza a la atmósfera. En 2018, último año del que hay datos disponibles, creció un 4,9% hasta llegar a las 67,5 millones de toneladas de dióxido de carbono. Es más, según el último Informe Medioambiental de la Aviación Europea , el uso del denominado “combustible sostenible” en la aviación “es aún mínimo” y “permanecerá así en el corto plazo”.

Para intentar empezar a revertir esta tendencia, se crea este grupo de trabajo en el que participan representantes de compañías y centros de investigación del sector aeronáutico de los 27 Estados miembro e investigadores de las universidades de Delft, la Universidad de Stuttgart, la Universidad de Patras y la Universidad Politécnica de Madrid. Esta última participa a través de la asociación PEGASUS de la que es miembro fundador y que actualmente preside Gustavo Alonso, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

Reducir el tráfico áereo
El proyecto cuenta por el momento con dos horizontes, uno para 2030, en el que el objetivo es introducir conceptos de “aeronaves de bajas emisiones”, que podrían entrar en servicio entre 2030 y 2035. El escenario final, previsto para 2050, es el más ambicioso, ya que se prevé poder desarrollar una aviación neutral para el clima mediante la explotación de tecnologías futuras maduradas que aseguren el pleno despliegue de combustibles de aviación sostenibles.

“La comunidad aeronáutica europea está lista y comprometida a actuar ahora para trabajar en pro de una aviación neutra desde el punto de vista climático y, simultáneamente, establecer un liderazgo industrial crucial para Europa y sus ciudadanos”, sostiene el grupo de trabajo en su declaración fundacional. Aún así, a la espera de que se desarrolle la tecnología necesaria, la clave actual para reducir las emisiones debe pasar por evitar que siga aumentando el número de vuelos.

Solo en Europa, el número de vuelos ascendió un 8% entre 2014 y 2017, con unas previsiones que hablan de un 42% más de desplazamientos por aire para 2040. Un ritmo vertiginoso en el que las emisiones de CO2 derivadas de la aviación se dispararían un 21%. Para evitar este escenario, claramente contrario a las intenciones de neutralidad climática adoptadas por la UE, algunos países como Francia y Alemania ya están realizando movimientos.  

Según ha anunciado la ministra gala de Medio Ambiente, Élisabeth Borne, Air France tendrá que reducir “drásticamente” su tráfico aéreo nacional si quiere garantías en préstamos estatales. “A cambio del préstamo garantizado por el Estado, Air France ha asumido compromisos muy fuertes para reducir las emisiones de CO2 de sus vuelos nacionales en un 50% para 2024, en particular con una reducción drástica en los viajes donde tenemos una alternativa ferroviaria en menos de dos horas y media“, ha declarado la ministra.

También Alemania, que ha rescatado a la compañía germana Lufthansa con un plan de salvación de 9.000 millones de euros, ha impuesto como condición para las ayudas que la aerolínea renueve cuanto antes su flota para reducir las emisiones de CO2. Dos estrategias coincidentes en las dos grandes potencias europeas que por el momento pueden ayudar a suplir la falta de avances tecnológicos a corto plazo en aviación sostenible mediante la reducción del tráfico áreo y el aumento de la eficiencia de los combustibles.

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