Bancos comunitarios de semillas. ¿Participaste de alguno?

Proteger las especies de semillas permite la vigencia de otras, incluso muchas aves, insectos y mamíferos pequeños dependen de los ecosistemas manejados por el hombre, “hay una convivencia real entre las especies silvestres, los agroecosistemas, ecosistemas y los campesinos, para poder mantener este ciclo que relaciona al hombre con la naturaleza y las formas de trabajo y vinculo, es necesario resguardar todas estas especies”.

Vida natural 15/02/2021 Redacción Redacción
SEMILLAS

En las últimas décadas fueron cobrando gran relevancia para la agricultura y la alimentación, unas instituciones 
poco consideradas desde las ciencias sociales: los bancos de semillas. Se trata de instituciones clave en
relación a la conservación y uso de recursos naturales.

Los bancos sociales de semillas deben cumplir una función clave en la conservación de biodiversidad, así como para la seguridad y soberanía alimentaria. Las nuevas lógicas de producción de alimentos –altamente dependientes de energía fósil- han desplazado valiosas variedades tradicionales que co-evolucionaron con el ser humano por generaciones. Hoy constituyen una promesa de vida para la sociedad post-petróleo.
El desarrollo de una sociedad que se abastezca de alimentos y materias primas no será factible sin el rediseño sustentable de los sistemas agrícolas y forestales, que no dependan de insumos derivados de energía fósil y donde el balance de energía neta sea positivo. Para esto es esencial contar con semillas de polinización abierta (como siempre las utilizaron los agricultores), que se adapten a los ecosistemas y a las nuevas condiciones del cambio climático.

En la actualidad, las corporaciones del agro negocio tienden a desarrollar semillas manipuladas genéticamente y en lo posible castradas, como hace el gen “terminador”. Se patentan y sólo funcionan con toda la infraestructura química (petróleo dependiente). Estas empresas se apoderan de las semillas nativas y criollas y las mantienen en sus bancos privados de semillas, para su uso futuro luego del “manoseo” de genes.
Algunos ejemplos que han sido promocionados por los medios de comunicación, como el Banco de Semillas del Milenio en Kew Garden, Inglaterra, y la Bóveda del Fin del Mundo en Svalbard, Noruega, funcionan como eje de distracción. Svalbard intenta presentarse como un Arca de Noe Botánica para el futuro, donde en caso de guerras, grandes cambios climáticos, las semillas pueden mantenerse a salvo; aunque si esto ocurriera los campesinos no tendrían acceso a las semillas de estos bancos, en todo caso quedarán a disposición de la elite de turno.

Este supuesto “sistema de seguridad total” para la biodiversidad, de la cual depende la agricultura mundial, es la muestra más elocuente de los intereses corporativos que se apropiarán de la custodia de miles de especies y variedades que fueron domesticadas y mejoradas a lo largo de decenas de miles de años por la humanidad toda.
Estos y otros grandes bancos corporativos de semillas tienen la ilusión de dominar la biodiversidad con muestras supuestamente representativas, chatas, como una especie de foto, sin el transfondo de todo el proceso eco-social que está presente en la biodiversidad.

La conservación de las semillas es un tema polémico donde nuevas leyes controlan el mercado, y es conflictivo porque los recursos genéticos son la materia prima más valiosa que ha sido donada por los pobres a los ricos. En los últimos 30 años, entre un 95 y 99% de las semillas han sido recolectadas en países empobrecidos del sur para avanzar en el desarrollo de los bancos corporativos. Las semillas genuinas son alejadas del alcance de los agricultores los cuales, por el contrario, son invadidos por las semillas modificadas genéticamente, a las que además deben comprar y pagar en el mercado.
Por otra parte, las legislaciones nacionales e internacionales, impulsadas por lobbies corporativos, se empeñan en hacer ilegal el intercambio libre de semillas que ha venido ocurriendo desde el inicio mismo de la agricultura, siendo este intercambio el que realmente mantendrá la biodiversidad y la podrá seguir mejorando como siempre lo ha hecho. Por esto la estrategia en el presente y futuro, donde el alto costo de la energía y tecnología para estos sofisticados bancos será insustentable, es contar con cientos de pequeños bancos populares de semillas dispersos por todas las bioregiones del planeta. Las comunidades de campesinos son las que mejor pueden hacer el trabajo de conservación y uso de la diversidad genética, como bien común de la humanidad.

Tecnología apropiada para la conservación de semillas
Lo que está almacenado por las grandes instituciones gubernamentales de semillas no está necesariamente vivo o siquiera seguro. Muchos de estos bancos, a pesar de la dedicación de científicos y técnicos, no pueden contrarrestar la falta de compromiso político, presupuestos anémicos e instalaciones escuálidas y anticuadas; por otra parte, se sabe de numerosas colecciones que simplemente se tiraron o se descuidaron.

En la actualidad los grandes bancos de semillas existentes que ponen énfasis en mantener las colecciones a muy baja temperatura (entre -15º a -20ºC) y en costosos edificios, hacen insostenible dichos diseños en el futuro escenario descendente de energía. Para ello es necesario contar con recintos especiales muy costosos en su construcción y con métodos sofisticados y de gran consumo energético para su mantenimiento. Además, los protocolos de estos bancos tienen serias fallas que recientemente han sido demostradas en publicaciones científicas.

Un sistema revolucionario desarrollado en la Universidad Politécnica de Madrid, ha demostrado que las temperaturas muy bajas no tienen significancia; en cambio, el éxito de conservación, incluso por siglos, está dado en mantener la humedad de las semillas a niveles muy bajos. Este método es de mínimo costo, disminuye en un 95 % las tareas de mantenimiento de un banco de semillas (cualquiera sea su escala), y permite tanto a grandes como pequeños bancos adaptarse a la era post-petróleo.

Ferias y redes de semillas
Las ferias convocan a los pequeños agricultores a practicar un rito milenario que es el del intercambio de material genético. En esta celebración se respira un aire de fiesta y esperanza. Este espacio es clave para intercambiar información y conocer proyectos.
Debido a que en ámbitos como en nuestro país estos encuentros se están recomenzando a celebrar después de décadas de un vacío en el tema, las ferias son oportunidades importantes de re-capacitación sobre muchas prácticas antiguas para evitar entrecruzamientos entre variedades y sobretodo para que sean conocidas por las actuales generaciones de agricultores.

Las redes de pequeños y medianos bancos sociales, comunitarios o familiares de semillas son otro aspecto clave para la soberanía alimentaria. Un banco de semillas toma fuerza cuando puede enviar y recibir material de otros bancos; de esta forma la biodiversidad es cuidada en varios lugares al mismo tiempo y está disponible en cualquier momento para los campesinos. Estas redes, a su vez, pueden construirse y mantenerse si las prácticas de conservación del material se hacen correctamente.

huerta-01-370x278Banco de Semillas desarrollado por el Instituto Argentino de Permacultura

Consiste en una construcción bioclimática realizada con materiales naturales. Sus paredes construidas con la técnica de modelado directo en tierra cruda, combinado con fardos de paja, están súper aisladas. Estas paredes guardan un equilibrio entre masa térmica y aislación. La aislación del techo se logra mediante una capa de paja de 26cm de espesor. Además, por el piso sale un tubo de refrigeración pasiva, que con un recorrido de 10 m y 1,5 m de profundidad toma los 17-18 ºC que existen a esa profundidad. Es así como en los días de altas temperaturas el banco se refrigera por este sistema y el resto del día, según las temperaturas externas, se deja ingresar bajas temperaturas por una ventana. Un extractor eólico saca el aire caliente que sube al techo y así se genera una corriente de aire subterránea con cero gasto de energía. En los días invernales, el tubo no se utiliza ya que de lo contrario funcionaría como un sistema de calefacción.
Este edificio puede albergar unas 15000 accensiones (las semillas se diferencian, aunque sea de la misma variedad y especie, según su procedencia y origen; por ejemplo, si la semilla es cultivada en una región o por un agricultor diferente; o en el caso de que se trate de una semilla silvestre, según el bosque al que pertenece). Cuenta, a su vez, con una oficina y biblioteca. No utiliza electricidad para mantener las semillas y los usos eléctricos básicos se proveen de una central eólica-solar. Este banco de semillas fue diseñado en forma simple y a muy bajo costo para que pueda replicarse en otros lugares. También funciona como un centro de entrenamiento de pequeños agricultores y técnicos que quieran desarrollar este tipo de bancos de semillas.

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