Airear la casa es tan importante como desinfectarla

Al abrir puertas y ventanas se elimina el dióxido de carbono que los habitantes del hogar expulsan al respirar.

Secciones - Energías renovables 11/05/2020 Noe Fernández Di Santi Noe Fernández Di Santi
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Abrir puertas y ventanas para ventilar las casas es una costumbre ancestral que viene desde las primeras culturas que habitaron este mundo. No solo sirve para eliminar malos olores y “cambiar el aire y la energía de la casa”. En la antigüedad e incluso hasta no hace mucho tiempo, las personas permanecían mucho tiempo en su casa y realizaban una limpieza profunda con regularidad, sin embargo ahora muchas personas trabajan fuera de casa y realizan la limpieza con menos asiduidad, otros fuman dentro de ella y eso puede acumular sustancias nocivas. 


Una de las principales causas de ventilar la casa tiene que ver con eliminar el dióxido de carbono que los habitantes del hogar eliminan al respirar. Ese gas resulta tóxico para el organismo, a ello se suman el humo del tabaco o el que se produce al cocinar. Si dentro de la casa hay un aparato de calor o gas como estufas o calefactores, es el doble de importante la apertura de puertas y ventanas para evitar que los gases se acumulen. La ventilación también produce una carga de oxígeno y una regularización de la humedad. 


Claro que una falta de ventilación puede traer serios problemas para la salud, entre ellos el aumento de las alergias y las infecciones por la permanencia de gérmenes. El ingreso del sol es igual de importante porque sus rayos emanan microorganismos favorables. Tener una planta de interior también puede ayudar a regular la humedad ambiental y depurar el aire. 

No es lo mismo ventilar en todas las estaciones del año ni con todas las temperaturas. Lo ideal es crear una corriente de aire en toda la casa, abriendo todas las puertas y ventanas a la vez, por un período de 20 minutos como mínimo.  En los dormitorios lo óptimo es ventilar después de amanecer y antes de hacer la cama. En invierno por su parte, es mejor ventilar por la mañana o el mediodía donde la temperatura es un poco más alta. La ecuación es sencilla: cuantos más habitantes tenga la casa, más tiempo se debe ventilar. 


Si una casa permanece cerrada por mucho tiempo, prolifera el moho y un olor nauseabundo de apodera de ella por el aumento de gases tóxicos que provocan los diferentes productos de limpieza que se utilizan en ella. En cuanto a las casas con estufas, estas pueden provocar intoxicaciones, cuyos síntomas más leves son similares a los de las afecciones respiratorias: fatiga, dolor de cabeza, mareo, náuseas, vómitos, falta de concentración y alteraciones del ritmo cardíaco.

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