La erosión hídrica ¿afecta la productividad de los suelos?

Dos tercios de la ciudad de Rosario están constituidas sobre la cuenca del Ludueña. Esto constituye un daño inmenso para los suelos. El Centro de Estudios Territoriales de la UNR estudia la degradación existente y trabaja en tecnologías para solucionarla.

Académicas 16/03/2021 Redacción Redacción
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La erosión hídrica es uno de los principales factores de degradación de suelo en la provincia de Santa Fe, aunque es poco conocida por sus habitantes. Un equipo de investigación del Centro de Estudios Territoriales, perteneciente a la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario, realizó una evaluación sobre la presencia y consecuencias de este problema en la cuenca del Arroyo Ludueña. La erosión hídrica es un proceso complejo que puede generar pérdidas considerables de suelo, afectando la productividad del mismo. “En una primera instancia se produce la remoción de las partículas de suelo motivado por el impacto de la gota de lluvia. Es decir, ese proceso provoca que se descargue en un material que no es cohesivo provocando el desprendimiento de algunas partículas del suelo”, explicó el investigador Néstor Di Leo, quien trabaja en la temática junto a Sergio Montico y José Alberto Berardi.

La segunda fase se realiza cuando ese material desprendido tapa los poros del resto del suelo, obstruyendo así los canales por donde el agua tendría que filtrar. De ese modo, cuando el agua comienza a acumularse en la superficie y el terreno tiene pendiente, empieza a escurrir. “Ahí se produce la remoción fuerte de partículas de suelo, ya no generadas por las gotas sino por el flujo que escurre a nivel superficial. Esto hace mucho más daño que la primera fase del proceso”, comentó.

El trabajo que desarrollan los profesionales intenta caracterizar la cantidad de hectáreas agrícolas afectadas por este proceso en la cuenca del Arroyo Ludueña. Dos tercios de la ciudad de Rosario están constituidas sobre esta cuenca, por lo cual es elemental estudiar la zona. “La parte agrícola de esta cuenca se encuentra al sur, cerca de Zavalla, Coronel Arnold. Nosotros usamos imágenes satelitales del lugar para estimar la cantidad de espacios que tienen presencia de cárcavas, que son una especie de zanjas que se generan en el medio del campo donde el flujo del agua se concentra. Este es uno de los procesos más graves porque se generan remociones muy importantes de suelo, provocándole un daño inmenso”.

El investigador manifestó que el panorama no es sencillo a nivel general, sobre todo teniendo en cuenta la pérdida de la funcionalidad hidrológica del suelo. “Pensemos la situación como si fuera una esponja, que absorbe una determinada cantidad de agua. La que no puede contener, comienza a escurrir y, cuando hay erosión, las capas que van quedando por debajo del suelo tienen menor capacidad de filtración. En este sentido, se puede afirmar que la erosión hídrica va generando una paulatina impermeabilización del suelo, generando un exceso de agua acumulada cuando llueve”.

"Es como una esponja, que absorbe una determinada cantidad de agua. La que no puede contener, comienza a escurrir y, cuando hay erosión, las capas que van quedando por debajo del suelo tienen menor capacidad de filtración".

El especialista añadió que en el último tiempo se están registrando lluvias de mayor intensidad en un corto lapso, lo que disminuye la capacidad de absorción del suelo y genera inundaciones. Además, destacó que el 7% del área destinada a la actividad agrícola en la cuenca del Arroyo Ludueña tiene problemas de erosión muy graves. “En nuestro trabajo hemos podido medir e identificar estas zonas porque están en un estado casi crítico. El dato es un indicador de que hay que tomar cartas en el asunto, aunque las cuencas del Arroyo Saladillo, de San Lorenzo y de Carcarañá tienen aún más problemas”.

Toda degradación de un recurso natural brinda un mensaje, notificando que algo se está haciendo mal. Di Leo explicó que la degradación del suelo es peligrosa y advirtió que aún lo es más si lo que se degrada es la capa superficial del mismo. “En el Centro de Estudios Territoriales desarrollamos trabajos vinculados a la conservación de suelos y la tecnología para solucionar la erosión hídrica. Sin embargo, antes de solucionar cualquier problema hay que concientizar sobre su existencia y en eso también estamos poniendo energías. Lo que suele suceder es que los productores agrícolas reaccionan cuando ven el grave daño que se produce en su campo, es decir cuando el proceso ya es evidente”.

La erosión tiene algunos pasos previos que se desarrollan de manera silenciosa y cuando por fin aparecen los síntomas más evidentes, ya existe una pérdida de suelo importante. “Buscamos concientizar de todo esto a los productores y organismos estatales. Argentina está muy atrasada en cuanto a legislación sobre este tema, aunque la provincia de Santa Fe desde hace unos cuantos años ha venido estructurando un marco normativo. Estamos aportando información para mejorar este aspecto”.

Monocultivo y algo más

La primera causa de afectación de suelo en nuestro país es la degradación física, que se produce cuando se pierde mucha materia orgánica, lo que hace que se asimile menos agua, perdiendo capacidad productiva. “Esto se explica por la monocultura de soja, aunque existe una gran confusión en torno a este tema: la siembra directa no degrada el suelo y aumenta las inundaciones, como se dice muchas veces, sino que aligera el impacto del mal manejo del suelo y la rotación. Lo que pasa es que no alcanza por sí solo, no compensa lo que genera tanta monocultura sojera”.

La segunda causa, la erosión hídrica, altera aún más la degradación siempre y cuando se tenga pendiente. Por este motivo afecta más algunos espacios que a otros. “Por ejemplo lo que llamamos Pampa ondulada, que comprende el norte de la Provincia de Buenos Aires, sur de Santa Fe y una parte del este de Córdoba, tiene un 35 por ciento de suelo comprometido por la erosión hídrica”.

"La siembra directa no degrada el suelo y aumenta las inundaciones, sino que aligera el impacto del mal manejo del suelo y la rotación. Lo que pasa es que no alcanza"

El tercer factor de degradación es la erosión eólica, que sólo se da en un sector muy pequeño de nuestra zona y afecta a otras provincias de mayor manera, como es el caso de San Luis. Mientras que la cuarta y última causa es la degradación química, la cual es más fácil de solucionar porque se pueden reemplazar nutrientes fertilizando y logrando un balance.

Muy en serio

La erosión hídrica no está de moda ni en la agenda mediática, aunque genera consecuencias directas a todos los habitantes y al medioambiente. “Hay muchas localidades o barrios de la ciudad que se inundan y nadie da una respuesta certera de las causas. Ese problema también está originado en parte por este proceso. Creo que si logramos controlar el problema y concienciar de la importancia de trabajar para evitarlo, vamos a generar beneficios para todos”.

El equipo de la Facultad de Ciencias Agrarias cuenta con el equipamiento y conocimientos necesarios para encontrar las distintas soluciones a este problema. “Ocuparse de esta cuestión contribuye a la solubilidad de toda la población y del ambiente. Hay que cuidar lo que tenemos, porque no se pueden fabricar nuevas tierras. Es un problema que hay que atender cuanto antes, antes de que sea muy tarde”.

Di Leo subrayó que cuando se controla la erosión hídrica, como por ejemplo con la implementación de terrazas y rotación de cultivos, no solamente se evita la degradación, sino que además se está ayudando a que se incorpore más agua de lluvia al suelo, la cual va a ser aprovechada por el cultivo generando un mayor rendimiento. “En nuestra experiencia, en años secos hemos verificado diferencia de rendimientos en campos con y sin problemas de erosión hídrica del orden de cuatro a cinco quintales de diferencia. En años húmedos, igualmente hemos encontrado diferencia porque no se pierden nutrientes en un suelo sistematizado contra la erosión hídrica”.

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