El aislamiento por el coronavirus trajo cambios favorables a la naturaleza

La desaceleración de las actividades humanas generó positivos cambios en todos los rincones del planeta y redujo la contaminación

Actualidad 29/03/2020 Noe Fernández Di Santi Noe Fernández Di Santi
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Foto: El País

Con el avance de la epidemia por el coronavirus a más de 150 países, los gobiernos de muchos de ellos han optado por restringir la circulación de la población y pedirles que se aíslen en sus casas. En algunos sitios eso lleva más de 20 días y se tradujo en un efecto favorable para el planeta: se han frenado las industrias, se redujo la frecuencia de los aviones, el uso de los coches y la misma circulación humana en las calles. Los especialistas en impacto ambiental también señalaron al teletrabajo como una alternativa favorable para reducir los gases de efecto invernadero. 

Algunos de ellos aseguran que este efecto positivo será temporal pero otros se animan a decir que será un punto de partida para que alrededor de todo el mundo se tome consciencia de la importancia de la ecología.
China, país de origen de este virus, redujo considerablemente las emisiones de carbono, lo que significó un gran cambio debido a que es uno de los países más contaminantes. De acuerdo a las imágenes satelitales de la NASA, la reducción fue de entre un 30 y un 50 por ciento. Mientras tanto en Italia y España, el aire redujo su contaminación de nitrógeno en el aire. La imagen más icónica fue en Venecia donde el agua de los canales se limpió y ahora se pueden ver delfines en algunos puertos del mediterráneo. 


En Nueva York y Bogotá por citar ejemplos de América, se mejoraron significativamente los indicadores de polución. Asimismo en Buenos Aires mejoró en un 50 por ciento la calidad del aire.

 
En una especie de guiño de la naturaleza, los animales y la flora también está empezando a recobrar su espacio que alguna vez fue ocupado por los humanos. En las redes sociales se repiten hasta el cansancio las imágenes de monumentos y lugares icónicos en postales apocalípticas y desiertas, pero también se multiplica la imagen de animales ocupando sitios urbanos. En Nara, Japón, los ciervos tomaron las calles; en Oakland, San Francisco hicieron lo propio los pavos y en Barcelona se vieron jabalíes, zorros y aves. 


¿Hay riesgos? Claro. Los expertos en medio ambiente aseguran que cuando el temor pase, la gente vuelva a las calles y se reactive la economía industrial, estas últimas producirán más que nunca y por lo tanto contaminarán de la misma manera. En Hong Kong por su parte, la población está llenando las calles de mascarillas desechables, material médico que resulta indispensable para cuidarse de la enfermedad. 

 “Habrá un antes y un después del coronavirus desde el punto de vista climático. La epidemia y las medidas tomadas para contrarrestarla han creado un choque psicológico en nuestras sociedades. Habrá consecuencias en las políticas medioambientales. En definitiva, las crisis por el coronavirus y por el calentamiento global son similares. Es cuando estamos frente a la catástrofe que se toman decisiones contundentes”, aseveró el experto francés en cambio climático, Hervé le Treut.

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