Brotes para cultivar en casa. ¡Muy Fácil!

La recomendación principal es que germines leguminosas, como lentejas, garbanzos o alfalfa, son los más fáciles de controlar. Sin embargo, también puedes jugar con semillas como ajonjolí, mostaza y anís, o probar con rábanos, albahaca e hinojo. Cuando los incorporas en tu dieta, estarás consumiendo nutrimentos en su forma más sencilla y fácil de asimilar.
Para hacer germinados o brotes en tu casa solo necesitas un frasco de vidrio, tela manta de cielo, una liga y un escurridor. Si utilizas semillas específicas para germinar, evitarás cuidados y será más probable que logres que se conviertan en lo que quieres.
Una de las ventajas es que puedes hacerlos durante todo el año y, en cuestión de una semana, lograrás disfrutarlos en tus preparaciones. Producirlos, en vez de comprarlos, te brindará una mayor satisfacción, a la vez que ahorrarás dinero.
Comienza por el remojo de las semillas. Deja pasar 12 horas, puede ser más o menos, dependiendo del tipo de semilla. Pasado este tiempo, enjuaga y escurre las semillas. Después, colócalas en un tarro de vidrio, procurando no encimarlas de más, el frasco debe estar 1/4 de su capacidad. Cubre el borde de la tapa con un pedazo de la manta de cielo y cierra con ayuda de la liga. Coloca el recipiente en un lugar con luz indirecta y cálido, para lo cual no hay mejor lugar que la cocina.
Los primeros tres días necesitas enjuagar y escurrir las semillas tres veces al día, volviendo a dejarlas sin encimar entre cada cambio. Después bastará con hacerlo una vez a diario, hasta transcurrir de 7 a 10 días en total. Como tip, recuerda que cuando los brotes alcancen 3 cm, debes colocarlos a la luz solar para que produzcan clorofila.
Cada que sea el momento, enjuaga dos veces por procedimiento. Para ello, llena de agua, agita, enjuaga y drena. Repite el proceso dos veces entre cada adición y asegúrate de escurrir bien las semillas. El tiempo dependerá del tipo de semilla y del cuidado que hayas puesto en esta tarea, los brotes requieren un poco más de tiempo. Una vez listos, utilízalos pronto, recuerda que están vivos y necesitan atención. Guárdalos en refrigeración y empléalos pronto en tus recetas favoritas. ¿Listo para hacer el tuyo?

